Las superficies brillantes, inmaculadas que habitualmente encontramos en los espacios públicos, son el espejo del suelo con el que cada madrugada , se ve reflejada una limpiadora anónima ,desconocida, inédita. Su mente divaga y se pierde por ese espacio enorme, frío, multidisciplinar , al que hay que pulir denodadmente como el judío sefardi su diamente africano.
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1 comentario:
Pobre mujer!
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