Los gigantescos cristales de yeso que ocupan el interior de la cueva mexicana de Naica llevan creciendo hasta un millón de años, aunque solo recientemente hayan sido descubiertos. A pesar de que llegan a medir 11 metros de longitud y un metro de anchura, estas selenitas (su nombre científico) crecen a una velocidad increíblemente lenta, equivalente al grosor de un cabello cada 100 años.